El trono nazarí de plata
El trono inacabado realizado por Eduardo Espinosa Cuadros parece que no satisfizo las aspiraciones que, para la bella imagen de la Piedad alhambreña, tenía el Mayordomo Mayor, don Ricardo Martín Campos; por ello, en la reunión de 29 de Junio de 1929, planteó la necesidad de que, en 1930, la imagen de la Sagrada Titular desfilara sobre un trono digno de “la altura artística” de la misma. Los componentes de la directiva escuchan complacidos la propuesta, aunque se aplaza la ejecución del proyecto por motivos económicos, si bien, se aprueba el arreglo del camarín de la Virgen. La idea no cae en el olvido y, apenas un mes más tarde, se había formado una comisión de cofrades, que con aportaciones voluntarias y recabando fondos de los demás hermanos y posibles benefactores empezaría a trabajar en la realización de “un riquísimo trono”.
La comisión delegada, que actuaba al margen de la Junta de Gobierno pero Con la anuencia de ésta, convocó un concurso de proyectos, quedando dos como finalistas; uno, barroco, en caoba y plata, diseño de Luis de Vicente y presentado por Navas Parejo, y otro, por el que la comisión terminó decantándose, llamado Palacio Árabe, de inspiración netamente nazarita y cuyo autor era el artista granadino don Indalecio Ventura; causó un gran impacto entre los miembros de la Directiva y, con modificaciones realizadas a lo largo de los años (algunas muy recientes) es el que hoy conocemos.
En los meses finales de 1930 y anteriores a la Semana Santa de 1931 se trabaja aceleradamente en la construcción del trono de la Virgen, llevando una contabilidad aparte en el que se denominó Libro de la Junta de construcción del trono. En él se anotaban los ingresos que para dicho fin realizaban las cincuenta y ocho personas que decidieron colaborar para el pago de su coste, siendo las más importantes aportaciones las del Hermano Mayor, señor Liñán Nieves.
Tras algunos retrasos que impiden su prevista salida en 1930, el trono es, por fin, estrenado -aún sin terminar del todo- el Jueves Santo 1 de abril de 1931. Se había realizado en el taller que tenía el artista cerca del recinto de la Alhambra, aunque fue montado en la calle de Santa Ana, en el número 38. Reproduce en cobre con sobre baño de plata (según se califica en el inventario de la hermandad que se estaba realizando con fecha 30 de Abril de 1963), la columnata del alhambreño Patio de los Leones. En el interior de la columnata aparecen cuatro cartelas, también cinceladas en plata: la frontal, con la representación de la Oración en el Huerto de los Olivos; la trasera, con la imagen de Jesús del Gran Poder de Sevilla -del que era muy devoto el orfebre Indalecio Ventura y parece ser que también el que fue el primer Hermano Mayor de la cofradía, el notario don Felipe Campos de los Reyes, que procedía de Andalucía Occidental; y las cartelas laterales, que representan las escenas del Calvario y del Ecce Homo (tal vez esta última, en recuerdo de la imagen de Jesús de la Humildad que se venera en la iglesia, titular que fue de la antigua Hermandad del Santo Cristo de la Humildad, Cristo de la Vía Sacra y Santísimo Rosario).
En las esquinas, a modo de capillas, lleva los templetes característicos de dicho patio de la Alhambra; sobre las mismas -rematando dichos templetes- se sitúan cuatro faroles de plata (también de estilo nazarí, uno en cada ángulo), con sendos arcos de herradura en cada una de sus seis fases enmarcando unos cristales en blanco esmerilado con dibujo de labor de lacería geométrica en vidrio color azul celeste. Cada farol se eleva sobre cuatro finas columnitas -igualmente nazaríes- y en la parte superior de cada uno de ellos aparece un friso de almenilla y una cúpula árabe rematada por una pequeña cruz.
Estos especiales cristales de los faroles, en su momento, se fabricaron en Checoslovaquia, lo que ha venido presentado continuados problemas a la Cofradía a la hora de su sustitución, como el ocurrido en 1974 cuando, al pedir a casa Crisante de Sevilla que le proporcionará nuevos cristales, ésta le contesta que no existe el material adecuado y en el disponible los dibujos de los cristales no resistirán las temperaturas. Esta circunstancia se ha superado más recientemente con nuevas técnicas modernas de tratamiento de dichos vidrios. El trono constaba de 1734 piezas y 136 columnas, midiendo 2,40 x 3,60 metros y 0,74 centímetros de altura, aunque ha venido sufriendo, y va a sufrir, cambios en dichas dimensiones con las reformas que se están realizando actualmente en él.
La mejora y modificación del paso va ser otra de las constantes en la Cofradía. Pronto se decide poner en los templetes unas fuentecillas de orfebrería, para la más fiel reproducción del Patio de los Leones, encargando a un taller su ejecución, pero al poco tiempo se rescinde el encargo por desecharse la idea. Tampoco los faroles del paso terminan por satisfacer plenamente a los miembros de la junta directiva que, en 1944, estudian sustituirlos por otros motivos monumentales, aunque este propósito no llega a prosperar. En definitiva, tras reiterados intentos de reforma, el trono que realizó Indalecio Ventura se ha mantenido durante décadas tal como lo ejecutó su autor, sólo con mínimas reformas y restauraciones hasta hace bien poco, aunque ahora va a ser sometido a ciertas transformaciones que, aunque importantes, lo completarán y enriquecerán sin alterar su esencia. En la actualidad, la Hermandad decidió la supresión de los costaleros externos y tiene aprobado un proyecto de bordado, realizado en el año 2012 por el artIsta cofrade Álvaro Abril, que constituirá el respiradero y los faldones del paso, todo ello, inspirado en motivos nazaríes de la Alhambra y en consecuencia con el respiradero realizado en 1931 por Ventura, que pasará a canastillo del paso.
Como era de esperar, la presencia en las calles de Granada de trono tan singularmente granadino, realizado con una idea exquisitamente peregrina y con innegable gusto artístico, ha sido necesariamente y a lo largo de los años un claro referente de la Semana Santa de esta ciudad universal.