Comienzos del siglo XXI
La etapa de la Hermandad de Santa María de la Alhambra entre 2001 y 2008, bajo la dirección de José Luis Ramírez Domenech como Hermano Mayor, estuvo marcada por el impacto positivo de la Coronación Canónica de la Imagen de la Virgen. Aunque algunos cofrades podrían haber experimentado desilusión tras este logro, la Hermandad mantuvo un fuerte sentido de pertenencia y orgullo.
A pesar de los vientos de cambio en la Semana Santa de Granada, que incluyeron nuevas tendencias y modas cofrades, la Hermandad logró adaptarse sin perder su esencia. José Luis Ramírez, tras asumir el liderazgo, enfrentó desafíos internos, incluidos un proceso electoral divisivo, pero trabajó para sanar las heridas y fomentar la unidad.
Durante su mandato, la Hermandad no sólo celebró la coronación, sino que también se centró en el crecimiento y la normalización de sus actividades. Los esfuerzos de José Luis Ramírez aseguraron que la Hermandad continuara siendo un referente en el ámbito cofrade, fortaleciendo sus lazos y contribuyendo a un renacer espiritual y comunitario. Su liderazgo fue fundamental para consolidar una etapa de esplendor y reflexión, manteniendo viva la conexión con la historia y el legado de la hermandad.
José Luis Ramírez enfrentó un periodo complejo durante su gestión, caracterizado por el exilio de la Sede Canónica y la crisis en el Cuerpo de Costaleros. A pesar de estos desafíos, logró capitalizar la devoción hacia la Sagrada Imagen de Santa María de la Alhambra, especialmente durante la salida extraordinaria en 1995. El cierre del templo por reformas, en lugar de ser un contratiempo, permitió que la imagen ganara popularidad al ser trasladada a la parroquia del Sagrario, facilitando el acceso a los fieles.
La etapa de José Luis Ramírez también se destacó por la colaboración con la Parroquia y Cáritas, fomentando una unión que revitalizó tanto la Hermandad como la comunidad. Bajo su liderazgo, se llevaron a cabo peregrinaciones y cultos que atrajeron a muchos no cofrades, destacando la figura de Don Carlos del Castillo, párroco del Sagrario, por su apoyo constante.
Además, se implementaron cambios significativos en el paso procesional, incluyendo la restauración del mismo y una nueva peana que alteró su representación, acercándose más a la ortodoxia cofrade. Sin embargo, estos cambios generaron debate, especialmente en torno a la ornamentación floral, que evolucionó hacia un enfoque más variado y colorido. José Luis Ramírez dejó una huella importante en la historia de la Hermandad, marcando una transición hacia nuevos tiempos de devoción y culto.
Se implementaron importantes cambios en la estética y estructura del paso procesional de la Virgen de las Angustias, alejándose del tradicional blanco nuclear hacia adornos más variados y coloridos que reflejan el dolor y la esperanza. Este cambio en la ornamentación se complementa con una reestructuración del cortejo procesional, destacando la dignificación del Cuerpo de Camareras al permitirles estar al frente del paso, lo que generó un debate sobre el lugar de las mantillas en el desfile.
La ausencia de la Legión, que había sido un elemento destacado en el pasado, llevó a una reconfiguración del cortejo, adaptándose a un modelo penitencial más contemporáneo. En el ámbito musical, la Banda de música Virgen del Castillo de Lebrija comenzó a acompañar a la Cofradía, estableciendo una relación duradera.
El regreso al templo restaurado en 2006 fue un evento significativo, marcado por un emotivo recorrido que conectó a la comunidad con su devoción, señalando un nuevo capítulo en la historia de la Hermandad.
Durante esta etapa, la Cofradía incorporó importantes nuevos enseres: dos estandartes conmemorativos, uno por la Coronación Canónica y otro por la Medalla de Oro de la Ciudad, que se exhiben en el cortejo. También se creó un tercer estandarte, el Banderín Inmaculista, donado por D. Sebastián Pérez Ortíz, representando al Cuerpo de Costaleros.
El período fue marcado por la pérdida de miembros destacados, incluyendo a D. Antonio Olivares Cano, Hermano Mayor durante casi dos décadas, y D. Manuel Martín Álvarez, Fiscal de Paso. Su fallecimiento generó un intenso duelo en la Hermandad.
Las salidas procesionales durante el mandato de José Luis Ramírez fueron complicadas, a menudo alteradas por la lluvia y cambios en el recorrido. A pesar de esto, la cofradía logró participar en la Passio Granatensis en 2009, marcando un regreso a la tradicional Estación de Penitencia.
Este tiempo representó un asentamiento y prestigio para la Cofradía, con excelentes relaciones institucionales y un enfoque en la formación y la caridad. Aunque fue una etapa de transición, sentó las bases para futuros retos y el desarrollo de la comunidad cofrade.
El relato de esta etapa finaliza destacando la colaboración estrecha y significativa del Arzobispo de Granada, Don Javier Martínez, con la Cofradía. Su apoyo fue fundamental, facilitando el trabajo del Hermano Mayor y su equipo, tanto en momentos difíciles como en los más alegres. La cercanía y la enseñanza espiritual del Arzobispo fueron cruciales para el desarrollo de la Cofradía, reflejando su devoción por la Virgen en todas sus advocaciones, especialmente hacia la Sagrada Imagen de las Angustias.
De 2009 a… la actualidad
Con la llegada del nuevo Hermano Mayor, Antonio Olivares Espigares, se aborda la transformación del paso de la Virgen a través de la introducción del costal, un elemento que ha polarizado opiniones. Este cambio ha generado una división entre quienes ven el costal como símbolo de modernidad y progreso, y quienes defienden la tradicional trabajadera como parte de la herencia cofrade. A medida que crece la influencia de la tradición sevillana, el costal se impone, llevando consigo una nueva estética y comportamiento en el ámbito cofrade
Sin embargo, la adaptación a esta nueva tendencia no fue uniforme. La Cofradía de la Alhambra enfrenta una alarmante escasez de costaleros dispuestos a llevar el paso bajo las condiciones tradicionales, con un grupo reducido de hermanos que, aunque dedicados, no logran atraer nuevas generaciones. Este panorama plantea un desafío significativo para el nuevo Hermano Mayor, que se encuentra ante la necesidad de revitalizar el cuerpo de costaleros y la identidad de la cofradía en un contexto en constante cambio.
Francisco de Paula García-Figueroa, destacado capataz del Paso durante décadas, cede su puesto en un momento crucial para la Hermandad, marcando el cierre de un ciclo ante la alarmante falta de relevo y la escasez de costaleros. Su sucesor, José Carvajal, es el único que acepta el reto sin exigir la eliminación de las trabajaderas externas, a pesar de las presiones y críticas por no haber adoptado aún el costal.
Carvajal comienza con un número reducido de costaleros y busca soluciones para adaptar el Paso a las nuevas exigencias, reconociendo la necesidad de incorporar medidas que faciliten su porteo, dada la evidente dificultad que han enfrentado los costaleros en los últimos años. Se enfatiza que el cambio no debe ser solo por moda, sino por una necesidad real de mejorar la experiencia de los costaleros y garantizar su salud y seguridad.
En un Sábado Santo, tras una difícil entrada al Templo, se decidió priorizar la salud de los costaleros y la seguridad de la Sagrada Imagen sobre la estética y tradiciones. Se llevaron a cabo estudios para reformar el Paso y abordar los problemas de los costaleros, optando por retirar las trabajaderas exteriores para permitir que todos trabajaran desde dentro del Paso y a dos hombros.
Esta modificación, aunque polémica, buscaba dinamizar el grupo y atraer nuevas incorporaciones. Se propuso renovar los faldones y añadir respiraderos bordados para mejorar la estética del Paso, con un diseño destacado de D. Álvaro Abril. Tras una presentación y debate, el Cabildo aprobó los cambios, y se comenzaron a implementar de inmediato, logrando un éxito rotundo en la recuperación del Cuerpo de Costaleros.
Francisco Albea Torres, Diputado de Costaleros, junto al capataz José Carvajal, gestionó con éxito la incorporación de nuevos costaleros, superando el centenar de miembros. Este aumento se atribuyó en gran parte al cambio a costal, que facilitó la participación y atrajo a nuevos interesados.
La decisión de cambiar a costal resolvió un problema crítico de la Hermandad, y a lo largo de los años, el número de costaleros se mantuvo estable, con nuevos integrantes que reemplazaron a los que se retiraron. En 2015, se inició un proceso de fidelización para integrar a quienes aún no eran hermanos, exigiendo un compromiso con los proyectos de la Hermandad.
Simultáneamente, se renovó el Paso con una nueva parihuela más ligera y funcional, y se restauró el canastillo de plata. Las esquinas del Paso se rediseñaron para mejorar su estructura, incorporando maniguetas con cabezas de leones y un diseño que respeta la tradición granadina.
El enfoque del cortejo se centró en la austeridad y el sentido penitencial, con atención especial al orden del cortejo, exorno floral y música. También se buscó reducir la iluminación artificial, promoviendo un ambiente más respetuoso y silencioso durante la procesión.
Durante la Semana Santa de 2015, se implementaron cambios significativos en la procesión de la Hermandad, incluyendo la incorporación de dos tulipas con luz de cera en la peana de la Virgen y la reducción de la iluminación artificial. Aunque los resultados fueron bien recibidos por la Junta, generaron controversia entre algunos hermanos tradicionales.
Salvador Sánchez Muñoz, Diputado Mayor de Gobierno, rediseñó el orden del cortejo y el repertorio musical para alinearlos con la naturaleza de la Imagen, lo que resultó en un notable aumento de hermanos de luz. Además, se confió el exorno floral a Álvaro Abril, quien propuso combinaciones arriesgadas pero exitosas en su ejecución.
En 2016, se esperaba el estreno de una nueva parihuela y la incorporación de luz de vela en los faroles, continuando la búsqueda de una presentación más auténtica. La renovación generacional fue otro aspecto destacado, con un grupo joven formado por Sánchez Muñoz que se integró en la gestión de la Cofradía.
El fallecimiento de D. Miguel Hurtado Alvarez marcó un momento de profunda tristeza, pero también un episodio de celebración de su legado, donde se compartieron recuerdos y anécdotas que reflejan su impacto en la Hermandad.
El Grupo Joven de la Hermandad ha promovido un certamen fotográfico anual, logrando que sus carteles sean reconocidos como los mejores de Semana Santa en Andalucía en dos ocasiones. La presentación de estos carteles ha crecido en popularidad, atrayendo a numerosos jóvenes y complementandose con eventos artísticos.
Un nuevo Reglamento de Régimen Interior está en proceso de aprobación, impulsado por D. Agustín Guerrero Arantave y su equipo. Además, se amplió la sede social con un nuevo local en la calle Sancho Panza, permitiendo un espacio más adecuado para actividades cofrades.
La procesión del Sábado Santo se incorporó a la Guía Oficial de la Alhambra, aumentando su visibilidad. Actos como el Corpus Chico y la participación en la Magna Procesión de Gloria han reforzado los lazos de la Cofradía con la comunidad.
Durante el decimoquinto aniversario de la Coronación canónica, se celebró una mesa redonda evocadora, donde jóvenes y veteranos compartieron recuerdos. La vida cofrade sigue activa, con formaciones, culto, y colaboraciones sociales, incluyendo el Economato solidario y la obra social de San Juan de Dios.
Finalmente, la imagen de la Virgen de la Alhambra presidió el Vía Crucis Oficial de la Real Federación de Cofradías del año 2016, siendo un evento memorable que reunió a cientos de devotos.